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Indice general ordenado alfabéticamente por título del libro o artículo

"Una carta desconocida de José Enrique Rodó"
En Marcha, Montevideo, Nº 833, 1956.
p. 23

De toda la copiosa y a veces indiferente correspondencia de Rodó, la que contiene, sin duda alguna las cartas más reveladoras sobre el hombre y el escritor es la larga que mantuvo con Juan Francisco Piquet. Según cuenta Víctor Pérez Petit en su biografía, Piquet (nacido en 1870, un año antes que el autor de Ariel) fue amigo de la primera hora; el que le hizo leer a Montalvo, a Carlyle (los Héroes en particular), a Ossian. Fue también Piquet uno de los primeros en escribir sobre Rodó. En sus Perfiles literarios (Montevideo, 1896) le dedica una página de elogio penetrante que revela la lectura cabal del joven que entonces solo había publicado los ensayos de la Revista Nacional.

La correspondencia entre Rodó y Piquet se inicia por esa fecha y se mantiene con alternativas casi hasta la muerte de Rodó. Tiene períodos fecundos y otros de completo silencio. Hacia 1897 Piquet vivía en el interior, lo que estimula el comercio epistolar; más tarde, hacia 1904, se traslada a Europa, y es allí donde recibe las cartas en que Rodó va comunicando la "gesta de Proteo". A la muerte del escritor, su amigo seleccionó un puñado de cartas para publicarlas en La Razón (mayo 2, junio 5, 1919). La publicación fue respetuosísima de muchas confidencia y sólo dio aquellos pasajes de interés general, literario o político. Esas cartas fueron recogidas más tarde en un volumen misceláneo (e irresponsable) que se titula El que vendrá (Barcelona, 1920) y en el Epistolario que reunió y presentó Hugo D. Barbagelata (París, 1921). En ambas ediciones aparecen con notables erratas y omisiones.

Pero la correspondencia es muchísimo más numerosa de lo que esa selección permite advertir. He podido consultar gran parte de ella gracias a la gentileza de Da. Luisa Mantero de Piquet que, por intermedio de su sobrino, D. Fernando Pereda, me ha facilitado el acceso a muchos de sus originales. Entre las cartas desconocidas figura la que hoy se publica parcialmente en MARCHA. Es una de las más curiosas. No está fechada y como firma lleva el nombre de Próspero. Rodó emplea en ella una forma sutil de la ironía que, además de ser infrecuente en él, puede resultar imperceptible al lector superficial. La carta tiene corno objeto evidente contestar a algún reproche de sus corresponsal sobre el abstencionismo político de Rodó.

O mejor dicho: sobre una forma de ese abstencionismo político. Porque aunque no lleva fecha, por las alusiones de la carta (una sobre la muerte de D. Domingo Aramburu, ocurrida en 1902) se la puede ubicar hacia 1903, y en esa fecha Rodó ocupaba una banca de diputado, como volvería a hacerlo de 1908 a 1913. Pero lo que sin duda le reprocha Piquet (aunque en broma) es que no salga a la campaña y se convierta en caudillo. Por eso le contesta Rodó:

"Mi distinguido amigo: Las reconvenciones de su carta entrañan una gran injusticia. 'Próspero' no ha nacido para sugestionador de muchedumbres; y desterrado en su propio país, no sabría hablarles el lenguaje que ellas entienden. Próspero vive idealmente entre los atenienses del siglo de Perícles, o entre los romanos de la era de Augusto, o entre los florentinos del tiempo de Lorenzo de Médicis. No conoce la psicología del bárbaro de nuestras campañas, ni sabe el secreto de aplacar sus iras feroces, ni de penetrar en las profundidades selváticas de su corazón y de sus mentes. Los que tienen obligación moral de lanzar a los cuatro ámbitos de la república, la palabra de concordia y de paz, son los que conocen a esas semisalvajes multitudes; especialmente aquellos que han tenido larga residencia en campaña, con arraigos y vinculaciones sospechosas en puntos estratégicos del territorio nacional: allí mismo donde se dio la cruenta batalla de Tres Árboles y no lejos de donde fue la infausta rota del Quebracho".

Como se ve, Rodó comienza disculpándose para luego, en un rasgo de humor polémico, volver la acusación sobre su corresponsal. Lo que dice sobre "Próspero" es cierto: no nació para sugestionador de muchedumbres. Pero no es totalmente cierto. Porque tampoco es "Próspero" literato de esos de torre de marfil. Mejor que cualquier declaración suya lo prueban las tres legislaturas en que intervino, su constante prédica periodística, la enconada lucha contra Batlle y el primer colegiado en que le cupo parte principalísima. Y, por otra parte, toda la prédica de Ariel es de milicia americanista (como a él le gusta decir). El resto de la carta sigue en ese tono entre zumbón y falsamente oratorio, acumulando contra el amigo los cargos más peregrinos como para convencerlo de que la cosa pública es realmente de todos, y que no se puede criticar el aparente abstencionismo de los demás sin empezar por examinar el propio. Pero esta segunda parte no tiene el interés general del primer párrafo.

E.R.M.

 

Responsables

L. Block de Behar
lbehar@multi.com.uy

A. Rodríguez Peixoto
arturi@adinet.com.uy


S. Sánchez Castro
ssanchez@oce.edu.uy

 


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