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Indice general ordenado alfabéticamente por título del libro o artículo

"Doble lectura de Amorim"
En Marcha, Montevideo, Nº 318, 1946.
p. 15.

"La lectura de El asesino desvelado plantea para el lector corriente un curioso problema de apreciación, en el que la perplejidad inicial puede convertirse hacia el final en absoluto rechazo o (lo que es más improbable) en aceptación gozosa. Una novela policial -aunque sea "la primera novela policial escrita en idioma español", como indican servicialmente sus editores- no parece ser susceptible de crear tales opuestas reacciones. Sin embargo, esta novela las crea.

Para una lectura atenta pero no desconfiada, El asesino desvelado es una broma de mal gusto. En una colección en que algunos buenos títulos (de Blake, de Innes, de Cain, de Greene) alternan con obras irregulares, pero siempre decorosas, este asesino de Amorim (vacilando entre el epigrama trivial y la ausencia de rigor intelectual) parece absolutamente fuera de lugar. Las tediosas aventuras de Tito Hassan, su presunto crimen (el lector en seguida descubre, entre bostezos, el truco de esta escena), sus súbitos e ingobernables entusiasmos amorosos, la solución final, tan efectista, tan fatigosamente previsible, no merecen mayor mención. En cualquier ciudad, cualquier cinematógrafo ofrece cualquier película policial, cuyo argumento es capaz de competir en arbitrariedades, en desinterés, con el de esta novela. Al terminar la obra el lector se pregunta por qué Amorim compromete sus públicos prestigios para emprender una tarea tan innecesaria. No hay respuesta. O si la hay es conjetural: Amorim no sabe resistir a las tentaciones fáciles; Amorim, todos los saben, dirigió a María Duval en "Casi un sueño".

Ya he dicho que esta es una lectura no desconfiada; las reacciones apuntadas son el producto de esa actitud ingenua. Pero hay otra posible lectura. El lector perspicaz al correr de las páginas va descubriendo un oculto sentido, encerrado en el más visible "como el hueso en la fruta". Ese lector descubre que El asesino desvelado no es una novela policial: es una parodia del film policial corriente. Calladamente, con un total espíritu de sacrificio, Amorim ha multiplicado las tonterías, los absurdos al través de las 141 páginas del libro, no importándole ser incomprendido, despreciando la lectura ingenua. Su absoluto sacrificio le ha obligado a no indicar en ningún lado, y menos en un prólogo escandalosamente visible (tentación que el púdico Cervantes no resistió), la secreta intención del libro, su mensaje esencial. Amorim sabía que la primera reacción del lector sería de rechazo y escarnio; afanosamente buscaba esa primera reacción porque pensaba que su sacrificio no sería estéril y que la verdad se impondría; pensaba valientemente que El asesino desvelado, con su doloroso y trágico ejemplo, liquidaría de una vez esa despreciable literatura policial del cinematógrafo. Su secreto afán lo impulsó además a fraguar un estilo que fuera, en cierto sentido, equivalente al de los films aludidos. Creó, dolorosamente, frases como ésta: "Los guardianes -cosa increíble- no ignoraban que la mañana es la doncella de la tierra y que se asoma virgen hasta las más recónditas celdas" (pág. 83), o como esta: "las puertas de resorte del bar espetaron a tres marineros resueltamente borrachos. Tres marineros griegos que se insultaban en seis idiomas" (pág. 16). Como se puede ver, de acuerdo con esta interpretación, el sacrificio fue total. Cumple esperar con calma sus frutos."

 

Responsables

L. Block de Behar
lbehar@multi.com.uy

A. Rodríguez Peixoto
arturi@adinet.com.uy


S. Sánchez Castro
ssanchez@oce.edu.uy

 


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