¡Esta es una revisión vieja del documento!


Ismael Cortinas desde pequeño anduvo entre caudillos y revolucionarios. Conoció al paisanaje y le perdió por la costumbre el carácter de mentiroso que se le atribuía al mismo.

El gusto estético de Cortinas comprendió en su momento que ya había pasado la hora de lo gauchesco, se dio cuenta de que había que volver los ojos del drama y de la comedia, a los vicios y virtudes, usos y aspiraciones de la ciudad. También en ellas se encontrarán los conflictos que conmuevan y adoctrinen, la lucha entre el sentir antiguo y los refinamientos del sentir de la época. Cortinas buscaba sus asuntos en un medio más alto que el medio campero. Su musa era urbana.

No le gustaba el teatro en verso, al igual que el romanticismo, ya que el verso no es el medio en el que se expresa la vida real; y para él, el teatro se desvirtúa escrito de esa forma. El teatro debe entretener, no evangelizar.

Las dos condiciones más estimables en este autor son la falta de premura con que procedía y el estímulo sin envidias con que peleó por la notoriedad. Cortinas amó el progreso, aunque sabía que éste mal encauzado conducía a algo regresivo. Para él, el hogar y la familia eran la base del mañana.

 
 
presentacion.1359680343.txt.gz · Última modificación: 2015/03/05 10:52 (editor externo)
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