“Yo no pertenezco a la raza de los que aflojan, ni siquiera de los que se detienen, porque detenerse en el curso de una obra es quedarse atrás”

Francisco Piria: El socialismo triunfante.


Piria, a pesar de haber sido un hombre público, a pesar de haberse perpetuado en el balneario que creó y lleva su nombre fue, y es, un hombre desconocido.

Y la razón es comprensible. Hay algo más misterioso que el más oscuro de los hechos de la historia: el alma de un hombre cualquiera. Piria no fue uno de esos hombres de espíritu simple, como el formado por un solo resorte que impulsa su vida por el camino único de la acción. Fue, es cierto, el más grande hombre de acción que tuvo Uruguay. Su obra fue tan extraordinaria que encubre por completo el resto de su personalidad.

Pero tras este aspecto de hombre de acción hay un alma más compleja, llena de misterio, apenas entrevista en algunos de sus hechos y algunos de sus escritos.

Aún hoy, a tantos años de su muerte, la figura de Piria permanece difusa: una mezcla de gran vagabundo, de hombre audaz y fantástico, hábil diplomático a veces, a veces simple soñador; infantil a ratos y a ratos dueño de una certera y maravillosa visión de la realidad; hablador y hombre de negocios; luchador lleno de voluntad, trabajador encarnizado e incansable.

Un hombre y una vida llenos de contradicciones, de matices y tornasoles, que en los demás se excluyen entre sí. Unos guardaban de él un recuerdo de simpatía y de grandeza inolvidables; otros, con los mismos motivos, le odiaban y calumniaban.

¿Quién fue Piria realmente?

¿Era un vulgar aventurero o un hombre extraordinario?

Tal vez nunca se sepa con certeza.


(Extraído de Francisco Piria. El hombre y la obra, de Jorge Floriano)

 
 
presentacion.txt · Última modificación: 2016/11/16 20:01 por piriapolis2
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