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| {{:1_blog.jpg?100 |{{:1_blog.jpg?400 |}}**Carlos Martínez Moreno** (1917-1986) nació en Colonia del Sacramento y murió en México, donde se había exiliado unos años antes. Fue periodista, narrador, crítico teatral y literario, profesor universitario, abogado criminalista, actuando como defensor de oficio y de presos políticos. Tuvo una participación muy destacada en la vida intelectual del Uruguay como miembro de la llamada Generación del 45. Fue el novelista más ambicioso de esa generación, quien, como escribe Emir Rodríguez Monegal, "no puede ver al mundo dividido en blanco y negro. Su visión es la menos maniqueísta que se conoce en las actuales letras hispánicas. Por el contrario, para él la realidad es infinita [...], inextricablemente ambigua. [...] Cara y cruz no son opciones excluyentes, ya que cara y cruz se dan al mismo tiempo en cada realidad completa". Tuvo "horror a la facilidad, a la abdicación del rigor" pues, como el mismo Martínez Moreno dice, "honradamente, lo que más me gusta es el silencio y la escritura por la escritura, sin el regateo de la publicidad ulterior". Rosario Peyrou destaca su "preocupación obsesiva por la perfección formal, junto con un interés inteligente por las dimensiones históricas, psicológicas y existenciales de las situaciones que elige como materia narrativa”. | {{:1_blog.jpg?100 |{{:1_blog.jpg?600 |}}**Carlos Martínez Moreno** (1917-1986) nació en Colonia del Sacramento y murió en México, donde se había exiliado unos años antes. Fue periodista, narrador, crítico teatral y literario, profesor universitario, abogado criminalista, actuando como defensor de oficio y de presos políticos. Tuvo una participación muy destacada en la vida intelectual del Uruguay como miembro de la llamada Generación del 45. Fue el novelista más ambicioso de esa generación, quien, como escribe Emir Rodríguez Monegal, "no puede ver al mundo dividido en blanco y negro. Su visión es la menos maniqueísta que se conoce en las actuales letras hispánicas. Por el contrario, para él la realidad es infinita [...], inextricablemente ambigua. [...] Cara y cruz no son opciones excluyentes, ya que cara y cruz se dan al mismo tiempo en cada realidad completa". Tuvo "horror a la facilidad, a la abdicación del rigor" pues, como el mismo Martínez Moreno dice, "honradamente, lo que más me gusta es el silencio y la escritura por la escritura, sin el regateo de la publicidad ulterior". Rosario Peyrou destaca su "preocupación obsesiva por la perfección formal, junto con un interés inteligente por las dimensiones históricas, psicológicas y existenciales de las situaciones que elige como materia narrativa”. |
